El control bioquímico es esencial para entender y mejorar la salud de los deportistas. A través de la evaluación de parámetros metabólicos y hormonales, proporciona información objetiva para adaptar el entrenamiento a sus condiciones orgánicas.
Pruebas de laboratorio
La evaluación clínica incluye análisis de rutina y específicos. Estos aportan información sobre la liberación de metabolitos, el agotamiento de reservas y el transporte de oxígeno para adaptarse a la actividad muscular.
Para estimar el transporte de oxígeno y la capacidad aeróbica, se analizan parámetros como el hemograma, hierro, transferrina y ferritina. La concentración de hierro es un marcador sensible para deportistas de alto rendimiento.
Un estudio que incluya, glucosa, urea, creatinina, ácido úrico, colesterol, HDL, LDL, triglicéridos, proteinograma, VSG, PCR, ionograma, magnesio y hepatograma, ofrece una visión integral del metabolismo. Las deficiencias más comunes entre deportistas, son las de hierro y magnesio, esenciales para el transporte de oxígeno y la generación de energía.
Las enzimas CPK y LDH son herramientas valiosas para evaluar el estado del músculo. Niveles elevados indican actividad física, pero un aumento significativo en LDH y GOT señala que la célula muscular está lesionada.
Los análisis hormonales evalúan el equilibrio anabólico-catabólico. Ante la actividad física, el organismo necesita disponer de las reservas de energía acumuladas, entonces descienden los niveles de las hormonas anabólicas y aumentan los de las catabólicas para disponer de glucosa y ácidos grasos desde sus depósitos. En hombres, la relación testosterona/cortisol disminuye durante la actividad, mientras que en mujeres se mide solo el cortisol.
Contribuyendo a la medicina preventiva, la evaluación bioquímica permite la prevención de lesiones musculares y la detección de afecciones tratables tiempo.
¿Cuándo se recomienda hacer los análisis clínicos?
Para un deportista con alto nivel de entrenamiento se aconsejan dos controles al año como mínimo y las fechas más recomendables son:
• Al principio de temporada de entrenamiento para: valorar el estado de salud general y como referencia tras un periodo de reposo.
• Al inicio de la temporada de competición para: evaluar si llegamos con buen estado de salud y recuperados.
• Ante la manifestación de algún síntoma como: fatiga, debilidad muscular, mareos, disminución de peso y/o rendimiento deportivo.
Todos buscamos alcanzar lo máximo en nuestros deportes, pero no deberíamos dejar de lado lo más importante: nuestra salud. Entrenar conlleva grandes beneficios, pero también puede traer algunos desafíos.
El compromiso con tu rendimiento no debería significar ignorar las señales que tu cuerpo te envía. Cada paso que das hacia tus metas deportivas también debe ser un paso hacia el cuidado de tu salud. Aquí es donde entran en juego los chequeos médicos y esos controles regulares que no deberían pasar desapercibidos.